miércoles, marzo 10, 2010

Ciclos.

¿Cuántas caretas tiene el mundo?

En todas las vidas que he recorrido, ha existido una multitud de universos.
Aún veo el horizonte con ansiedad.
Hay un llamado en nuestro interior que nos modifica, creando todos esos cosmos. ¿Lo ves?

¿Por qué temes a la vida?

Está ahí, llamándote a ser parte de ella.
Es el rostro que posee a los demás.
Es lo que buscamos descifrar.

¡Existencia!

Yo te he creado y aún así no me dejas en paz.
No me sirve un cielo estrellado, más que una hoja en el viento.
Como si el amor solucionara las cosas.

Sigo solo, en la lejanía, mirándote.

¿Por qué no te volteas a contemplarme?

La muerte me destruye sólo a mí.

Este soy yo, en el horizonte, aullando de dolor.

Mi llamado avanza por el vacío y llega a oídos sordos.

¿Vendrás por mí?

Daría lo que fuera por salir y tomarte en mis manos.
Daría lo que fuera por masticarte y vomitarte renovado.

Pero ahí estás tú, en el horizonte, dando vueltas sin fin.

¿Eres la vida o la muerte?

Tan hiriente es tu bondad y tan confortable tu ira.
Mirar abajo o arriba es igual.
En un ciclo.

Horizontes habrán de por vida.
Yo divisaré cada uno y lloraré.
Tú verás cada uno y no te importara.

Este soy yo, en tu horizonte, viviendo.
Ese eres tú, en mi horizonte, indiferente.

¿Soy en la distancia, también yo?

El misterio que nos convoca es nuestro lazo de unión.
Misterio al alba y el ocaso.
Como tú y como yo.
Como la vida y la muerte.
Como entender que somos dos, y uno.
Como hablarte o hablarme.
Como verte o verme en el horizonte.
Siempre o nunca.

Un ciclo, al fin.


Espit Seremiyet.